Los recientes sismos entre 3 y 4 grados registrados en California por el Servicio Geofísico de Estados Unidos, tras al recuerdo el informe científico que revela que una de las causas es el agotamiento de las aguas subterráneas por parte del hombre.
Un estudio publicado en 2014 por un equipo de la Universidad de California en Berkeley, indica que probablemente no es el factor determinante de un gran terremoto, sin embargo “parece ser un factor contribuyente. Si se va a tener un terremoto en un punto determinado de un año a partir de ahora, esto podría ascender en el evento seis meses “, informa la revista Magazine de la universidad.
En su análisis, la investigación liderada por Roland Burgmann , profesor de Tierra y Ciencia planetaria, destaca que antes de la colonización euro-americana, el valle central de California era un vasto complejo de humedales y lagos.
Estos humedales y lagos tenían la capacidad de estabilizar la Falla de San Andrés y las fracturas auxiliares.
Los que sucedió es que la región primero se drenó, y luego sus aguas subterráneas fueron explotadas. “Unas 40 millas cúbicas de agua fueron retiradas definitivamente del sistema geofísico del Valle de San Joaquín”.
“A medida que el nivel freático descendió, la tierra como consecuencia, bajó de nivel. Al mismo tiempo, liberada su carga de agua (que pesa ocho libras por galón), la corteza terrestre que subyace el valle y sus alrededores comenzó a subir, un proceso conocido como rebote isostático. Esto empujó y continúa empujando-la cordillera de la costa circundante y Sierra Nevada hacia el cielo”.
El profesor Burgmann explicó además que “durante los últimos 150 años, el sur de la Sierra se ha incrementado en cerca de seis pulgadas. Eso es un aumento sustancial en un lapso muy corto de tiempo, y realmente no puede explicarse por la tectónica (movimiento de las placas)”.
“Este rebote a escala de paisaje relaja la tensión hacia abajo de la Falla de San Andrés, explica, probablemente aumentando el riesgo de terremotos”, afirmó.
Este fenómeno se revela incluso en el cambio de estaciones. “En invierno, cuando las capas de tierra denominadas freáticas, por lo general son más altas, nuestros datos muestran que la amenaza sísmica es un poco menos que a finales del verano, cuando los niveles freáticos son más bajos”.
Fuente : lagranepoca
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